El colibrí y la cultura de cumplimiento

Cuentan los guaraníes que un día hubo un enorme incendio en la selva.

Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es
decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse.

Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.

Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al
pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:

¿Qué haces colibrí?, le preguntó.

Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para
apagar el incendio.

El jaguar se sonrió.

¿Estás loco?- le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagar lo con tu pequeño pico tú
solo?

Bueno- respondió, el colibrí- yo hago mi parte…

Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.

La Cultura de Cumplimiento define una manera de actuar intrínseca de las empresas con entidad propia, integridad y la tranquilidad de saber que se está actuando de forma correcta… tal como ejemplifica el colibrí de esta fábula.

Pero para que la ética empresarial sea totalmente eficaz y sostenible, ésta debe incluir además una actitud observadora con el entorno. Una exigencia positiva y bien entendida, con un espíritu crítico que favorezca el total cumplimiento de las normas para evitar que en la empresa se llegue a cometer un delito.

Con esta finalidad y compromiso, el Compliance Penal se ha dotado de una plataforma donde poder alertar o indicar actuaciones que se desvían de la cultura ética y transparencia que ha adoptado la empresa.

En ENTORNOCOMPLIANCE creemos que para que el canal de denuncias sea bienvenido en las empresas y organizaciones en las que se implementa un Programa de Prevención de Delitos, hay que trascender algunos prejuicios asociados a conceptos como denuncia o denunciante, entendiendo su valor constructivo.

Este concepto proviene del término inglés “whistleblower” y su origen está en la práctica de los oficiales de policía británicos que utilizaban sus silbatos al percatarse de la comisión de un delito y alertar así a la gente sobre un posible peligro. Sin embargo, a menudo este término se ha traducido como soplón, chivato, acusica, delator… pero también como informador, confidente, divulgador o persona que da la alerta.

Ante la repercusión que la comisión de un delito puede tener para la empresa desde que el Código Penal la contempla como responsable, creemos que siempre debe primar la ética del acto y el bien común. Para ello es conveniente que cada miembro de la organización asuma el compromiso de poner en conocimiento el incumplimiento de una ley, una norma o regla detallada en el Programa de Prevención de Delitos. Para ello es importante que cuente con la confianza de la organización y se evite cualquier tipo de represalias.

En este sentido, en 2010 el Senado de los Estados Unidos aprobó una ley que protege a los empleados gubernamentales que informen de casos de abuso, fraude o derroche. Por otra parte advirtió que, en ciertos casos, la omisión de una denuncia puede ser considerada como complicidad.

Otro ejemplo reciente de esta dinámica en favor de la denuncia de irregularidades es el de la Unión Europea que, en 2004 y 2012, decretó unas disposiciones para recordar a sus empleados que “aunque la denuncia es un derecho en muchos sistemas jurídicos, en el caso de los empleados de la UE es un deber”.

En la misma línea, la OCDE decretó una directriz voluntaria para empresas en la que les recomienda “establecer mecanismos de protección de trabajadores que de buena fe dan la señal de alarma (…) o que informan a las autoridades públicas competentes de prácticas contrarias a la ley”.

En España, en cambio, esta práctica es casi desconocida, más allá de la discreta actuación de la Oficina Antifrau creada en 2008 por la Generalitat de Catalunya. Esto no sólo no ayuda a cambiar la concepción del denunciante sino que provoca que en muchos casos los únicos referentes sean personajes de película como la “garganta profunda” del caso Watergate o de “Los papeles del Pentágono”, también llevada a la gran pantalla… u otros más recientes, mediáticos y con nombre y apellido, como Edward Snowden, Hervé Falciani o Julian Assange.

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